dc.description.abstract | Leer permite viajar con la imaginación a mundos que de otra forma no se podría llegar, pero es más costoso que la variada clase de estímulos visuales con que hoy cuentan los niños. Es muy popular por repetida en los entornos escolares, la frase “cómo inculcar el gusto por la lectura” o “animar a la lectura”.
El gusto por la lectura no es innato, hay que cultivarlo desde todos los ambientes en que se desenvuelve el niño: familia, escuela… Desde muy pequeño el niño escucha con interés los cuentos que sus padres le narran. Es un buen comienzo para el desarrollo de una afición lectora. A partir de ahí necesita seguir un ejemplo, hay más niños lectores en casas donde se lee habitualmente. Necesita una orientación, pero no imposición de criterios. Cada niño, al igual que los adultos, tiene unas aficiones, unos gustos, unas necesidades. Pasa por diferentes períodos evolutivos, de tal manera que sus gustos irán perfilándose. No conseguirá aficionarse si llega a la conclusión de que en literatura todo lo que se recomienda como bueno es para él aburrido. No todo lo que lee es bueno, ni es bueno que lea sólo lo que quiera, pero si se consigue crear un hábito de lectura, quizá en el futuro inicie el gusto por la buena literatura.
Despertar el interés del niño no es sencillo. De todos es sabido que no es igual leer un cuento que escucharlo. Los que se dedican a la enseñanza conocen esta diferencia. Casi todos los niños prefieren que les narren un cuento a leerlo ellos mismos. El cuento contado es más espontáneo, menos encorsetado. Hay más vivencia, una comunicación más directa con el narrador que la que se establece con el autor cuando estamos leyendo. Las personas que tienen el don de saber contar cuentos ven clara esta comunicación con sus espectadores. | es_ES |