dc.description.abstract | La formación integral de los alumnos y alumnas no sólo se fundamenta en el desarrollo de las capacidades cognitivas sino también en el fomento de las capacidades socioemocionales. Esta concepción parece estar presente en las disposiciones de nuestro sistema educativo donde junto a la necesidad de adquirir conocimientos instrumentales, habilidades cognitivas, artísticas o afectivas, se presenta la educación en valores y se establece, igualmente, al mismo nivel. Este paralelismo rompe la concepción, tan extendida, sobre el aprendizaje escolar centrado en los contenidos del currículo. Sin embargo, los sentimientos, las emociones y los valores no siempre han sido materias de interés explícito o tácito en el trabajo escolar, a pesar de reconocer la importancia de los mismos, donde se debe conseguir que las relaciones interpersonales que se desarrollan en el aula queden sujetas al afecto y la comprensión, siendo ambos aspectos substanciales para adquirir seguridad y autoestima, para que en la escuela el aprendizaje de la convivencia se armonizarse con la afectividad y la ética. Procurar el aprendizaje de la convivencia escolar es organizar de manera solidaria, agradable y justa las relaciones interpersonales de la vida en el aula y la preparación del alumno para poder ejercerla en otros contextos sociales | es_ES |