Proceso de atención nutricional en el paciente masculino de 42 años de edad con VIH – Sida y bajo peso.
Abstract
El VIH (síndrome de inmunodeficiencia humana), es considerada una de las enfermedades más comunes en la población a nivel mundial, los trastornos alimenticios acusados por este virus afectan considerablemente al ser humano lo que produce una gran pérdida de peso. Una buena nutrición no puede curar el SIDA o evitar la infección por VIH, pero puede contribuir a mantener y mejorar el estado nutricional de una persona que padece de VIH/SIDA y demorar el tránsito del VIH a las enfermedades relacionadas con el SIDA. Los cuidados y el apoyo nutricionales son importantes desde las primeras fases de la infección para impedir que se desarrollen deficiencias nutricionales. Comer bien ayuda a mantener y mejorar el funcionamiento del sistema inmunitario el sistema de protección del organismo contra la infección y, por consiguiente, ayuda a que una persona se mantenga sana. Muchas de las condiciones patológicas relacionadas con el VIH/SIDA repercuten en la ingesta alimentaria, en la digestión y la asimilación, mientras que otras influyen en las funciones del organismo. Muchos de los síntomas de este estado (por ejemplo, diarrea, adelgazamiento, inflamaciones en la boca y dolor de garganta, náuseas o vómitos) pueden tratarse con una nutrición apropiada. Una buena nutrición complementará y reforzará el efecto de cualquier medicamento que se tome. El presente caso clínico expone las necesidades alimentarias de una persona afectada por el VIH/SIDA y se formulan recomendaciones sobre hábitos alimenticios para cubrir esas necesidades. También se explica cómo afrontar los aspectos nutricionales de las condiciones de salud relacionadas con el VIH.
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